La Mesa

Al abrir la puerta de entrada la vio inalterable. Allí estaba, imponente parada en sus cuatro patas gruesas, siempre fue el encuentro familiar.
Cada uno tenía su lugar, por años cada cual ocupaba el sitio elegido.
En aquellos años no teníamos la famosa televisión, esa que torna a la familia alejada de las conversaciones cotidianas.
Así convivía con todos nosotros. Fue testigo de risas, rencillas, también de llanto cuando algo no andaba bien. Cuántos momentos estuvo cubierta de cuadernos y lápices.
Qué época inolvidables , transitados, el pasado ese que jamás se borrará.
Allá lejos quedó, en ese pueblito sureño, llena de historia.
No más reuniones a su alrededor, llena de cuadernos, tampoco tortas de cumpleaños, sin celebraciones de Navidad ni con nuevos años a recibir.
Cómo te recuerdo, me gustaría volver a sentarme pasando mis manos por tu madera rústica como acariciándote, volver a vivir en ese pasado, todos juntos cuando mis pequeños revoleteaban a mi lado.
Ahora los años pasaron, cada uno tiene su mesa, su familia, sus obligaciones.
Así es la vida, ahora me lleno de nostalgia.
¿será que me estoy poniendo grande?

Cualquier parecido con la mesa de trabajo del Grupo GIA es pura coincidencia.