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Probá no probar

lunes, 25 de noviembre de 2013

el invernadero de Esther y Marcelino

Todo comenzó con una charla, Esther estaba regando un invernadero de una amiga en Rio Gallegos, cuando Marcelino la llamó por el celu (costumbre frecuente en ellos, el de llamarse por celular todos los días, una decisión mutua que inició Esther, como medida de acompañamiento en el proceso de recuperación de Marcelino como también en el propio): "Que es ese ruido de fondo?" preguntó Marcelino, "Estoy regando en el invernadero de mi amiga", contestó Esther y allí se encendió la mecha, "Sería lindo levantar un invernadero, como el que tenía mi viejita" dijo Marce y Doña Esther le dijo: "Sería lindo hacerlo en Calafate en tu casa, ya que en la mía no tengo lugar"; luego fue la planificación de la tarea conjunta, la compra de materiales: postes, tablones, plastico, semillas, etc. "Y podríamos tener verdura fresca", "También aromáticas" "Y si plantamos sandía, melón?" Como el invernadero es grande (6x4 mts) "Por ahí terminamos vendiendo verdura, no?", y bueno ya arrancaron, el tiempo dirá, pero que bueno que se sigan cristalizando proyectos y ahora en conjunto, esperamos los rabanitos, lechuga, cilantro, orégano, repollo, habas, sandía, melón, tomate y tantas otras cosas que en un futuro muy cercano, seguirán planificando y concretando.






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