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jueves, 18 de febrero de 2010

La huerta orgánica GIA

DIVERSAS ESTRATEGIAS PARA ABORDAR LA PROBLEMÁTICA DE LAS ADICCIONES:
LA HUERTA ORGANICA GIA

En el proceso de internación, para desintoxicación, un compañero concurrente al grupo terapéutico, comenzó a manifestar aburrimiento y “muchas horas vacías” entre reunión y reunión; ante ello y sabiendo de algunos de sus saberes (promotor de huertas en la provincia de Buenos Aires) nos decidimos a encarar el proyecto de la huerta; el hospital distrital Lago Argentino “Dr. José Formenti”, se encuentra ubicado enfrente del predio del Consejo Agrario Provincial, allí nos dirigimos un grupo de compañeros del GIA, a proponer la posibilidad de realizar un convenio con dicha institución, para desarrollar la huerta orgánica, y en un corto plazo pudimos iniciar la experiencia con el acompañamiento además de la asociación de productores.
Esto le permitió al compañero internado, salir todos los días, a “quemar energía”, tomar sol y aire, poder preparar la tierra, abonarla, desyuyar, sembrar y regar, etc; logrando a la vez un cansancio físico saludable.
A las dos semanas, hubo un alta transitoria del internado, y había que darle continuidad a la huerta; conformamos un equipo de riego, turnándonos para no cansarnos, y los fines de semana, le aportábamos trabajo ampliando la huerta y plantando mas semillas: las del pro-huerta y las obtenidas por productores locales.
Como al mes, solicitamos autorización al Juzgado local, para que un compañero participante de las reuniones terapéuticas, privado de la libertad, pudiera salir todos los días a regar y mantener el cultivo, y fue autorizado para dicha función, aquí recobró fuerza el proyecto, garantizándonos la continuidad del mismo
Los fines terapéuticos de labrar la tierra, no tienen parangón: ocupación del tiempo ocioso, responsabilidad en las tareas, readaptación al contacto con el “afuera”, relación con la naturaleza, etc.
Cuando realizamos la autocritica de la experiencia, hubieron muchas cosas positivas: posibilidad de “desenchufe” del compañero internado, desarrollo de la actividad creadora, salida diaria del “preso”, el compartir los fines de semana entre los compañeros, la responsabilidad de mantener la huerta, la utilización de lo cosechado (unos ricos “mal hechos” de acelga y varias ensaladas de lechuga); pero también hubieron cosas negativas: la falta de constancia del proyecto, el no hacerse cargo en las tareas los compañeros que mas lo necesitaban y la falta de compromiso .
Pero lo que no se puede negar, es la realización de un espacio creativo, de contención y terapéutico, a disposición de quien lo necesite y quiera trabajar la tierra.

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