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jueves, 18 de febrero de 2010

que son los Grupos Institucionales de Alcoholismo GIA?


Mesa Nacional de Conducción de la Red de Grupos Institucionales de Alcoholismo GIA
QUE SON LOS GRUPOS INSTITUCIONALES DE ALCOHOLISMO G.I.A ?
PEQUEÑA RESEÑA HISTORICA
El 15 de febrero de 1984 en el Hospital Zonal de General Roca, en la Provincia de Rio Negro, se fundó el primer grupo G.I.A, participando cuatro pacientes alcohólicos internados en la Sala de Clínica Médica Hombres de un Hospital General.
En el párrafo anterior surgen ya algunas definiciones.
Se trataba de una propuesta desde el Hospital Público a un problema del ámbito de la Salud Pública. · Se abordaba desde enfoques terapéuticos grupales. · Lo Institucional sanitario adquiría particular relevancia, toda vez que se iniciaba una experiencia correctora también para el Hospital, hasta entonces instancia negadora de esta problemática médico-social.
Se partía de una experiencia precisamente circunscripta como para poder realizar un seguimiento preciso de la tarea, una evaluación clara, balances periódicos, y rectificaciones constantes.
El punto anterior deja a las claras que se trataba de un propuesta nueva, que no continuaba ni replicaba otros abordajes terapéuticos; que partía de un importante desconocimiento de lo específico sobre Alcoholismo, proceso de alcoholización; que se proponía elaborar un marco teórico propio del que surgieran encuadres, técnicas y conceptualizaciones en construcción y re-elaboración permanentes.
A medida que se fuera procesando la experiencia, la misma se iría ampliando a otros sectores humanos.
A los noventa días se incorporaron otros servicios de internación, se incluyeron mujeres internadas, pacientes ya externados, y enfermos derivados por la consulta externa hospitalaria.* Libro: Alcoholismo y G.I.A., Dr. Jorge Luis Pellegrini, 1997
LO GRUPAL
Estas técnicas se articulan con nuestra estrategia principal de trabajo.
Se trata de grupos centrados en una tarea. Ella es, que el ser humano dependiente de la ingesta excesiva de alcohol pueda elaborar un proyecto de vida sin alcohol.
En ese camino el logro de la abstinencia es un paso, pero no el objetivo estratégico. Paso significativo sin duda, en tanto crea condiciones psicológicas, corporales y relacionales diferentes, facilitadoras de una lectura de la realidad a transformar. Paso recuperatorio que cada miembro del G.I.A. da individualmente en el seno de su pertenencia grupal, y que por lo tanto se constituye en logro personal y del grupo.
Siendo la tarea convocante y organizadora del grupo la estructuración de un nuevo proyecto de vida, esa tarea determina las técnicas, el encuadre y la misma vida cotidiana del G.I.A.
Son grupos que trabajan los distintos aspecto y momento de la vida de sus miembros. No son controladores de la abstinencia o del tiempo que jésta lleva. Ponen acento en sostener el proceso de recuperación, y construcción de nuevas alternativas de vida.
Esto señala que son grupos que trabajan sobre iniciativas de salud, apoyándose en aquellos aspectos y soportes sanos del siquismo, que todos tenemos por nuestra condición humana. No ignoran la existencia de la enfermedad-si así llamamos a la adaptación pasiva a una realidad alienante-sino que tratan de facilitar el despliegue de la creatividad, de las capacidades transformadoras que los sujetos tienen.
Para satisfacer las necesidades que la vida nos plantea, es preciso organizarse individual y grupalmente. Cada uno debe realizar una tarea en pos de ese objetivo. El grupo resulta el espacio instrumental para esa organización individual y social.
¿QUÉ CONCEPCION DE SALUD Y DE ENFERMEDAD?
En los G.I.A nos planteamos a diario desde y hacia una tarea concreta. Una concepción de sano y enfermo, que concibe a ambos términos como polos antagónicos de una contradicción generadora de un movimiento cuyo sentido puede hacer que el proceso se desplace hacia uno y otro de los polos señalados. Se puede ir hacia el enfermar o hacia el recuperar la salud, según la práctica que nos demos. Los mensajes sociales inductores a beber excesivamente que a diario nos empujan a la alcoholización, son factores que tienden a desplazar el proceso al polo de la enfermedad. La lucha por eliminar los factores sociales alienantes y alcoholizantes, las experiencias reparadoras y recuperadoras-entre ellas las de los G.I.A. tienden a desplazar el proceso hacia la salud.
Vale decir: hacia favorecer la organización individual y colectiva que posibilite transformar una realidad obstáculo de la satisfacción de necesidades humanas. Organización que el proceso de alcoholización impide.
En esto nos oponemos a las concepciones dominantes que tratan al ser humano como “todo sano” o “todo enfermo”, olvidando aquello del saber colectivo que nos indica que “de sabios, poetas y locos, todos tenemos un poco”. A esa concepción de la salud y la enfermedad como conceptos abstractos, inmóviles y cristalizados tan presente en la formación universitaria en Ciencias de la Salud, se corresponde un concepto de cura que intenta retrotraer la situación del individuo a un pasado previo a la instalación de la enfermedad donde habría existido sólo la salud.
Esta concepción mecánica de los procesos humanos y sociales preside la idea de hablar de enfermedades curables y enfermedades incurables, como si ese carácter dependiera de factores intrínsecos del proceso patológico que definirían su esencia inmutable, y no de la relación entre procesos enfermantes y correctores que incluyen experiencias de distinto nivel y complejidad.
En aquel enfoque la enfermedad aparece con una dinámica aislada del proceso social de construcción o pérdida de la salud.
¿DE QUE SE HABLAN EN ESTOS GRUPOS?
Si el eje estratégico es la elaboración de un proyecto de vida sin alcohol, y si el marco teórico es esa concepción de salud señalada, el grupo sustenta procesos de organización y reorganización individual y grupal, que el permiten a cada sujeto apoyarse en sus aspectos sanos, preservados, para hacer una lectura de la realidad a transformar, incluyendo en é4sta al propio siquismo del sujeto, la enfermedad que padece y la construcción de nuevos apoyos personales (aquí incluimos lo corporal, lo psicológico y lo relacional social y familiar).
De tal modo no existe un argumento en especial que el paciente deba desplegar desde su inclusión en el grupo. No viene a rendir cuentas de la antigüedad de su adicción, de las cantidades ingeridas, de las violencias ejercidas o recibidas, de las recaídas sufridas. Trabajamos sobre los distintos momentos y experiencias de la vida cotidiana que van siendo traídos al grupo. Aparecen historias de vida en cuya trama está incluido el proceso de alcoholización desde los momentos más tempranos del vivir. Historias de vida de cada miembro en las que se ven reflejados en mayor o menos medida los otros integrantes del grupo.
Historias de vida que hablan del sujeto que padece, y que van desarticulando el mito social del borracho como propietario de una historia cliché.
Centrado en las acciones de salud, el grupo presta especial atención a los procesos elaborativos. La recuperación de una pareja o de los hijos, el surgimiento de nuevas vocaciones, la disponibilidad para trabajar en las iniciativas del grupo, las actitudes solidarias, son algunos de los hechos que van marcando un camino recuperatorio.
Pero se entiende la recuperación no como el retorno a un período previo a la enfermedad, sino como un proceso en el que se mezclan procesos correctores, reconstructores, y también destructores de identificaciones previas. De ahí que estos grupos no se centran en la botella o algunas de sus figuras sustitutivas como el tiempo de abstinenecia sino en las iniciativas de vida, de transformación cotidiana que el sujeto va experimentando.
LA ELABORACION
En el grupo el individuo va elaborando su conflictiva situación. ¿Cómo entender ese proceso elaborativo?
Es desde una experiencia con otros, que cada miembro del grupo elabora lo conflictivo, lo traumático, su padecimiento. El grupo sostiene sus desorganizaciones y re-organizaciones individuales. Las tareas grupales que insertan al G.I.A en el seno de la comunidad, enmarcan ese proceso elaborativo.
Al rechazar su condición de marginal respecto del hospital, y la socidad toda, el G.I.A. sostiene a sus miembros en un camino de crítica y reinserción.
Cada miembro del grupo que va a una escuela a conversar el tema, cada uno que va al Municipio a pedir lo que se necesita para las actividades colectivas, cada ñno que va a la radio, cada uno que explica en Legislaturas, Casas de Gobierno, cada uno que recibe el apoyo solidario en la tarea G.I.A de conocidos artistas populares, cada no de ellos, en fin, va abriendo un sendero de adaptación activa respecto de la realidad circundante.
Abandona sus lugares de pasividad y marginación. Para aquél o aquélla para quién la radio era sólo un artefacto a escuchar, ese medio se transforma en un instrumento para la rehabilitación. Para quienes la escuela era una institución expulsiva, se transforma en un lugar en el que pueden enseñar algo no sabido.
Para él o para ella que ve a los organismos de Gobierno como lugares donde quizás se le permitió dormir su alcoholización en un banco arrinconado, esos organismos pasan a ser lugares deonde puede ejercer su derecho de peticionar y controlar.
Va perdiendo sus miedos. Descubre su condición humana. Cambia de lugar. Y desde ese nuevo sitio interpreta el pasado como antes no lo había podido hacer.
ALCOHOLISMO E IDENTIDAD
Hace pocos días participaba yo en una reunión del Grupo Institucional de Alcoholismo en General Roca. (Río Negro)
En un determinado momento de la reunión, un compañero que había sufrido una recaída dijo lo siguiente: “Cuando tomo n sé quien soy. Cuando vengo al grupo sé quien soy”.
Estas palabras fueron muy significativas para mí, y me hicieron recordar los versos que compusiera Enrique Santos Discépolo para su tanto “Malevaje”. Escribió el genial Discepolin:
“Deci por Dios que me has dado que estoy tan cambiadono sé más quien soy”.
Y el tango hermoso sin duda continúa, pero nosotros incluimos sólo estos versos.
¿Por qué citar a un poeta de Buenos Aires que puso su talento literario al servicio de la música popular?
Enrique Pichón Riviere definió a Discpepolo como “un cronista de su tiempo”. Y señala Pichón Riviere.:
“El artista, como toda persona de nuestro tiempo, tiene que abordar los problemas que se le plantean a cualquiera de sus semejantes, pero con la diferencia de que él se anticipa, y como ser anticipado se le adjudican las características de un agente de cambio” (“El proceso creador”)
(Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires. 1977)
De modo que la letra de ese tango es la visión de un cronista y observador de la vida cotidiana, un hombre que por su percepción se adelanta a intuir o descubrir vivencias, situaciones, de sus semejantes.
“Decí por Dios que me has dado que estoy tan cambiadono sé más quien soy”
Me recuerda dos situaciones con las que trabajamos en los GIA. : el momento que un compañero concurre por primera vez a la reunión grupal; el relato de una recaída. En ambos casos se produce un cambio que desorienta.
Cuando aparece la recaída, se da un brusco cambio y regreso a una situación ya conocida la de la enfermedad que no permite saber “quien soy” como decía aquel compañero de Roca. Pero en este caso algo nuevo ha pasado: quien recae estando en tratameinto en el GIA, ya ha conocido algo que estando “en carera” nunca había conocido.
Eso que el compañero conoce a partir de estar en un GIA. , cuando inicia su tratamiento grupal, también se produce una situación de cambio que se advierte en cierta desorientación. Algo falta. Una muleta antigua: la copa.
¿Cómo caminar sin la muleta tan conocida? ¿Será el GIA. La nueva muleta? ¿De dónde me agarro? La bebida que me identificaba se está alejando.
Si dejo de ser el alcohólico de la familia, o del barrio, o del trabajo, ¿Qué voy a ser yo? ¿quién voy a ser?
Poco a poco el grupo va creando un espacio, un tiempo y una posibilidad para contestarse estas y otras preguntas. Creando una espera que ayude a descubrir los apoyos posibles que en nosotros mismos tenemos. El grupo va iluminando un interior que parece oscuro, ayuda a descubrir, es decir: saca las coberturas. Permite encontrar las palabras que estaban escondidas por los muros de silencio. Aprendemos a hablar de lo que se oculta.
A los seres humanos que usan muleta se los termina bautizando “los rengos”, hasta que dejan de usar muleta, recuperando el movimiento, la independencia de su cuerpo y la confianza en sus piernas.
Ese objeto que usaba para apoyarse y caminar, lo había rebautizado: era “el rengo”.
Al recuperar sus propios apoyos corporales y psicológicas, recupera su nombres y su apellido. Ha dejado de depender del apoyo exterior.
En el GIA, es el propio grupo el que va alumbrando el mundo interior de cada uno de sus miembros. Lo que un compañero expresa es escuchado por todos, pero cada cual retiene palabras o frases diferentes. No escuchamos ni vemos todos lo mismo. A uno le llega más una parte del relato, a otros les llega más otra.
Nos sentimos reflejados más por lo que dijo aquel compañero que por lo que dijo este otro. Pero a la reunión siguiente es probable que esto cambie, y nos llegue la opinión de un miembro del GIA, que antes nos resultaba indiferente o molesta.
El grupo se nos va metiendo dentro nuestro como una orquesta en la que cada uno empuña su instrumento, y la partitura se va componiendo entre todos. Una orquesta que a veces afina, y otras desafina, en la cual los ejecutantes cambian muy seguido de instrumento. Y en la que muchas veces quien venía tocando un instrumento muy poco audible, un día brevemente se deja oír y ayuda a descubrir melodías nuevas.
Todo esto permite quien es quién, quién soy yo en realidad. De cuantas formas distintas según los momentos, es cada uno, y cuantos recovecos míos que yo no conocía he podido descubrir.
Cada nuevo miembro del GIA, llega al grupo sabiendo sobre él, sobre su familia, sobre la carrera alcohólica. Pero todo eso que sabe no le alcanza para resolver su adicción. Es justamente por eso que le falta conocer y aprender que llega al GIA.
Y allí encuentra un saber colectivo que se ha ido elaborando en el proceso grupal. Encuentra las reflexiones de los compañeros que recuperándose le van transmitiendo la historia de ese GIA. :
Se encuentra con un conocimiento científico y con coordinadores que vienen haciendo un proceso de estudio, investigación y formación permanente. Coordinadores que representan también la historia y la continuidad de los GIA.
El recién llegado cuenta lo que quiere y sabe, y encuentra un proceso grupal que ya tiene una historia previa, en la que el recién llegado no sabe si incluirse. Sucede que tiene miedo. Tiene miedo a perder la muleta o bastón, y la identidad que esos instrumentos le daban. Ha pasado años siendo el borracho de la familia, del barrio, del trabajo. Quiérase o no, ha tenido un lugar en el mundo. Un lugar de mal trato, de humillación, de violencia, pero un lugar al fin.
¿DE QUE HISTORIA VIENEN LOS ENFERMOS?
Ese enfermo viene desde hace años conviviendo con grupos humanos en la familia, el trabajo y el boliche, que están comprometidos en el silencio, la bronca, o el reproche.
Ese compañero durante años ha sido parte de un cuadro en el que el paisaje y las figuras humanas están organizados alrededor de la negación del problema. Se juntan para silenciar los conflictos, y se unen en un pacto de muerte.
Se ha ido identificando durante los largos años de la carrera con los mensajes suicidas de la rueda alcohólica, su tiempo diario se organiza alrededor de los ritos de tomar, las horas no las da el reloj sino el horario de apertura y cierre de los boliches, la violencia y los castigos forman parte del ritual diario, el trabajo ya no es el eje de la vida, y hasta lo más elemental como la comida , se consigue como limosna. La manera de pensar, sentir y actuar está determinada por esta vida cotidiana. La propia identidad del individuo la da el objeto del que depende.
Depende del alcohol, y se define a si mismo como alcohólico ya no tiene más nombre y apellido que es lo que lo caracteriza como ser humano unico e irrepetible.
Todo este andamiaje cruje al entrar ese enfermo al GIA. Durante un tiempo su mente será un campo de batalla entre lo que trae de su historia y lo que aprende en el grupo. A veces triunfa lo nuevo, a veces triunfa lo viejo, y vienen las recaídas o abandonos del tratamiento. Se inician nuevos espejos en los que puede mirarse. Y a la vez sigue arrastrando imágenes de su carrera alcohólica.
Debo señalar que aquella identidad estructurada en torno a la botella, es una identidad que depende de un objeto exterior, de una muleta que mata la iniciativa independiente, que ahoga la creatividad con la que podemos enfrentar las crisis de la vida, que sume en la soledad del abandono.
La oportunidad que se abre en el ingreso a un GIA. Es el difícil camino de estructurar una identidad basada en los apoyos internos de cada ser humano.
Apoyos internos sostenidos en la red grupal que acaba con la soledad y el abandono. Una identidad que recupera el nombre y el apellido del ser humano luchando contra la enfermedad propia y de la sociedad. Identidad que se entrelaza con pasos hacia la independencia, pasos débiles e inseguros al principio. Pasos firmes después, cuando se va descubriendo que el padecimiento propio también es el de millones. Y que es preciso buscar soluciones transformadoras del sistema social.
Un sistema social que usa el alcohol como cepo y como yugo de tantos argentinos.
De todo esto hablamos cuando decimos que los GIA, persiguen el objetivo de ser la herramienta grupal para que cada uno de los seres humanos alcoholizados y sus familias puedan elaborar un proyecto de vida sin alcohol.

http://www.gia.org.ar/

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